La montaña gallega y sus colores en otoño
Noviembre es un mes ideal para rutear por la Galicia interior y de montaña y disfrutar de la paleta de colores con que el otoño nos deleita en esta zona de enclave privilegiado por la variedad de sus paisajes y espacios naturales.
En esta segunda colaboración de Os Camiñantes do Eume para Maleta de Papel voy a relataros la ruta de senderismo que realizamos el domingo 20 de noviembre por el ayuntamiento de Quiroga (Lugo). Quiroga es una pequeña localidad gallega situada al sur de la comunidad, formando parte de A Serra do Courel al norte y O Cañón do Río Sil al sur. El ayuntamiento de Quiroga (Lugo) tiene una apuesta firme por el senderismo y la mayoría de sus rutas están homologadas.
Descripción de la ruta
Elegimos A Ruta do Ouro e do Camiño Real denominada también PR-G 141. Antes de describiros nuestra aventura, destacamos que la ruta está muy bien señalizada. Este es el panel informativo de la ruta.


No hicimos muchas fotos porque la lluvia ,que no dejó de caer hasta la última parte de la senda, no nos facilitaba el trabajo. Bastante teníamos con estar pendientes del camino e intentar mojarnos lo menos posible. Muchas de ellas son de nuestros amigos Mónica e Jose de Pasiño a pasiño y de Jose Carlos Abeledo, magníficos fotógrafos que nos acompañan en nuestras rutas.
Etapa
Salimos de Pontedeume a las 7.30 h. con la lluvia como compañía durante todo el camino; nos espera un buen trayecto en autobús por lo que aprovechamos para echar una cabezadita hasta que la claridad del amanecer nos despertaba. Paramos a tomar el café muy cerquita del inicio de la ruta, en el Hostal Río Lor y nuestras esperanzas de que la lluvia amainara se iban diluyendo poco a poco.
Al llegar a la aldea de Margaride (inicio y final de nuestra ruta), como la lluvia no cesaba, nos pertrechamos con ropa de agua, paraguas, gorros y demás complementos para la ocasión e iniciamos nuestro camino en la citada aldea, al lado de un antiguo complejo minero romano conocido como As Covas do Medo.

Ascendemos por un estrecho sendero que con suaves bajadas y subidas nos acerca al río Lor para después seguir cerca a la vía del tren, hasta alcanzar la aldea de As Covas. A pesar de lo incómodo de los paraguas, caminando con el cuidado que la situación meteorológica requería, no podíamos dejar de admirar los colores el otoño que entre carballeiras, pinares, muchos madroños hacían que fuéramos sendereando sobre una alfombra de colores pardos.



Desde la aldea de As Covas, una pista forestal nos llevará en una dura subida hasta el mirador de Castro Dares que ofrece una espectacular panorámica del río Sil, el valle de Quiroga y las cumbres que lo rodean. La avanzadilla del grupo pasó por el mirador con la niebla cubriendo todo el valle de Quiroga. La niebla, en nuestra querida Galicia, nos depara muchas sorpresas y cuando llegamos hasta el mirador los más retasados pudimos admirar toda la belleza del valle.

Tras reponer fuerzas en este privilegiado lugar, la ruta acomete pequeñas bajadas y suaves repechos hasta enlazar con el trazado del conocido como Camiño Real, también llamado Camiño de Inverno.
Aquí el grupo se fragmentó y solo los más marchosos siguieron la ruta señalada porque la dureza hasta llegar a este tramo y el mal tiempo hicieron flaquear a más de uno que alcanzaron la aldea de Margaride por un trayecto más corto y fácil.
Desde el Camiño Real o Camiño de Invierno, la ruta continúa por un sendero rompepiernas, con subidas y bajadas pasando por encima de la aldea de Riomaior hasta llegar a la capilla de los Remedios, muy cerca de la aldea Carballo de Lor. Había dejado de llover y podíamos por fin disfrutar plenamente del paisaje. Atravesamos el Pontón do Rigueiro, un antiguo puente restaurado recientemente, que conserva su diseño original y que nos llevará, afrontando una pequeña subida, de vuelta a Margaride a través del antiguo Camiño da Misa.
En las fotos siguientes se puede comparar como llegaron los que «acortaron» el camino, una vez cambiada la ropa mojada en el punto final del camino 🙂
A alguno de los valientes que hicieron toda la ruta, el cansancio les pasó factura 🙂
Nos llamó mucho la atención la cantidad de madroños (érbedos en gallego) que nos acompañaron en el camino y el tamaño de sus frutos, ¡nunca los había comido tan sabrosos!

Una vez reunido nuevamente el grupo , el autobús nos acercó hasta el centro de Quiroga donde nos tomamos un sabroso cocido en el restaurante Dimar que, aunque cierra los domingos, amablemente abrió sus puertas para nuestro grupo.